La clase obrera del mundo se rebela: Pandemia y Socialismo

"Nuestra salud es igual de esencial!" trabajador protestando durante la huelga de Amazon, EEUU.




















El pasado 1o de mayo, en el marco de la Jornada Internacional de las y los Trabajadores, nuestrxs compañerxs de las organizaciones quebequenses La Riposte Socialiste y la Riposte Syndicale organizaron un diálogo público, presentando algunas ponencias por parte de sus militantes. En este espacio, Mujeres, Raza y Clase, nos pareció importante compartir con lxs nuestrxs, mexicanos y latinoamericanos, los datos que presentó una de sus ponentes con respecto a la enérgica respuesta que ha habido desde el comienzo de la pandemia por parte de lxs trabajadorxs de todo el mundo ante los gobiernos y la clase empresarial criminal. Estos han decidido, por supuesto, poner por encima de los intereses humanos, de la salud y de la propia vida, sus ganancias, defendiendo a capa y espada sus ingresos y no aportando ni un solo centavo en soportar al trabajador para sortear la crisis. En su lugar, han respondido con con despidos, intensificación de la carga de trabajo y el impedimento del resguardo mínimo de la salud, al no dar acceso por ejemplo al uso de un equipo de protección.
Esto último es de todxs conocido, pues lo hemos visto y vivido en carne propia. Sin embargo, no son muy conocidas las centenas de huelgas que han estallado por todo el mundo a raíz de la pandemia, incluso en empresas mundialmente conocidas. Tampoco todas las formas de organización obrera que han surgido a raíz de la exposición al desnudo que hemos observado de un sistema económico capitalista rapaz, inhumano e incapaz de ofrecer una salida ante la crisis sanitaria, económica y humanitaria por la que atravesamos.

La secuencia de hechos y datos que nos presenta nuestra camarada canadiense, Marie Martin, es por supuesto tan sólo una pequeña muestra de todos los casos que se han presentado en el mundo y que a pesar de que los medios de comunicación nos los han tratado de ocultar, son cada vez más trabajadores y trabajadoras en el mundo lxs que han dicho ¡Ya basta! y han logrado tomar el control de las decisiones en sus lugares de trabajo, incluso exigiendo el control mismo de las fábricas y dándose cuenta además de que es la clase trabajadora la que sostiene a las sociedades y que por ningún concepto permitirán que se les siga pisoteando.

El comité editorial de éste espacio se dio a la tarea de traducir íntegramente del francés la intervención verbal de la compañera, la cual compartimos con gusto a continuación para ustedes. Esperando en verdad se trate de un material que detone reflexiones más allá de los propios datos, así como la profunda conversión de algunxs compañerxs de lucha que, sumidos en el pesimismo, ven en las garras del fascismo el inminente futuro de la clase obrera, sin darse cuenta de la tremenda ebullición en la que se encuentran los trabajadores del mundo entero.
¡Si el presente es de lucha, el futuro es nuestro!

Merci aux camarades de la Riposte Socialiste pour nous permettre de traduire et de propager l’intervention qui est authentique de votre collègue Marie Martin avec nos camarades mexicaines et de l’Amérique Latine !

Marie Martin- Militante de La Riposte Syndicale


Quisiera hablar de lo que ocurre en otras partes del mundo, pues el 1º de mayo es un día festivo internacional y también porque el movimiento obrero en sí dirige una lucha que es internacional. Hoy vemos por todos lados que los trabajadores hacen frente, al mismo tiempo, al propio virus, a la crisis económica y a los gobiernos que priorizan las ganancias por encima de la salud. Pienso que es importante para el movimiento en Quebec voltear a ver a nuestras hermanas y hermanos del mundo entero y observar cuáles son las acciones que toman lxs trabajadorxs que están al frente de la lucha, cuáles son las iniciativas que se han puesto en marcha y poder traer esas ideas aquí para estar preparados para cuando llegue momento en que los trabajadores y trabajadoras quebequenses emprendamos nuestras propias luchas.

Como ustedes saben, Italia fue el primer país occidental impactado de manera importante por el COVID-19. Durante las primeras semanas, el gobierno de Giuseppe Conté no tomó ninguna medida importante para contener la epidemia, por lo que pudimos ver que rápidamente comenzaron a incrementarse los contagios al igual que las muertes. Fue hasta el 4 de marzo que se comenzaron a dictar medidas de cierre y confinamiento, sin embargo, fue muy claro desde el principio que había dos parámetros, ya que el gobierno impidió la salida de las casas, salvo en caso de urgencias, o para ir a trabajar (igualando así el criterio de la permisibilidad de arriesgar la salud en caso de urgencias al de ir a trabajar). Pudimos ver medidas similares en Francia y también aquí, en Quebec, lo que muestra la total hipocresía del gobierno al expresar por un lado que es imperativo y urgente no salir, pero acepta por el otro que las y los trabajadores pongan en riesgo sus vidas y la de sus familias por tener que ir a trabajar. Esto detonó rápidamente la reacción de los trabajadores italianos, quienes hicieron estallar varias huelgas de manera espontánea y el movimiento se extendió a cada vez más fábricas. Todo ello se organizó de manera espontánea, sin que las dirigencias sindicales hayan participado realmente en la organización; de hecho, varios sectores sindicales más bien tendieron a colaborar al principio de la mano del gobierno, pero dada la gran presión de las bases, se vieron forzados a apoyar las huelgas.

Es así como este movimiento forzó al gobierno a anunciar el 21 de marzo el cese de todos los sectores de la producción no esenciales. A raíz de lo cual, la organización patronal Confindustria (Confederación General de la Industria Italiana) comenzó a ejercer una intensa presión sobre el gobierno, el cual en seguida dio marcha atrás, diciendo que levantarían el cierre de los sectores “estratégicos”, que incluyen por ejemplo, el sector alimentario, el de salud, pero también actividades como los centros de llamadas (call centers), la reparación de aparatos electrodomésticos y por supuesto!, el empleo de personal doméstico, que es verdaderamente “estratégico”! (Para ellos mismos, me imagino!). Además, ciertas cláusulas fueron introducidas para permitirles a algunas industrias evitar el cierre.  Como respuesta, a partir del 23 de marzo, más huelgas estallaron y lxs trabajadorxs comenzaron a llamar a la “Huelga General”, por lo que frente a esta amenaza, el gobierno se vio obligado a reducir la lista de servicios esenciales el 25 de marzo.

De la mano de la propagación del virus en otros países, hemos visto situaciones similares; por todos lados los gobiernos presionan para continuar con la producción porque saben que la crisis va a impactar sus ganancias, pero lxs trabajadorxs no se han mostrado pasivos, han respondido a esta actitud criminal con huelgas. Otros ejemplos donde hemos visto esto los tenemos en España, Portugal y Austria, lo cual es muy importante porque estas demandas de los trabajadores, por el cierre de los sectores de la producción no esenciales, en el fondo implican que el grueso de los trabajadores se están organizando para decidir sobre qué debe ser prohibido o no, lo que representa una forma de tomar el control por parte de los obreros; es por ello que por supuesto han encontrado una gran oposición y feroz respuesta del sector patronal.

Y vemos un comportamiento similar con las huelgas salvajes en Estados Unidos por parte de los trabajadores sindicalizados, que viene acompañado también por esfuerzos por organizarse por parte del sector de trabajadores no sindicalizados, éstos últimos quienes representan el 90% de los trabajadores del sector privado. Por ejemplo, en los supermercados, ha sido notable la formación de comités de trabajadores, es decir, un puñado de trabajadores que forman la avanzada para hacer frente y que han encontrado un eco importante en la sociedad estadounidense, que se encuentra en ebullición en este momento, donde muy pocos trabajadores cuentan con cobertura de salud, ante lo cual la actitud del gobierno es simplemente criminal.

Así es como desde el 1º de marzo se han contabilizado al menos 150 huelgas salvajes en Estados Unidos. Rápidamente para citar (algunos ejemplos): los conductores de autobuses en Detroit se han negado a trabajar hasta que sus demandas en torno a la toma de medidas protección sean aceptadas; en Nueva York, los maestros amenazaron con tomar de manera simultánea y colectiva sus días de ausencia laboral por enfermedad si las escuelas no se cerraban.

Otro buen ejemplo de acciones similares lo podemos encontrar en España, en la Mercedez Benz en Vitoria, que es la fábrica industrial más grande de los Países Vascos. Ahí, la dirección se negó a tomar medidas de protección a pesar de las recomendaciones de la dirigencia sindical, ante lo cual, éstos últimos se reunieron con los trabajadores y juntos decidieron parar por completo la producción; esto fue el 6 de marzo. Esto muestra que verdaderamente no podemos tener confianza en los patrones ni poner en sus manos nuestra protección; ellos no quieren gastar un centavo siquiera para pagar por los equipos de protección que requieren aquellos que deben continuar trabajando. Es solamente la movilización de los trabajadores la que puede frenar la epidemia. Y justamente, éstos trabajadores están dándose cuenta que son esenciales, que la sociedad necesita de ellos para funcionar, esto hace que los trabajadores tomen cada vez más confianza y fuerza para tomar acciones contundentes.

Y no ha sido solamente para exigir el cese de la producción no esencial o para exigir medidas de protección que los trabajadores han estallado en huelga, sino que también lo han hecho para exigir el viraje de la producción hacia los bienes y materiales que se han vuelto esenciales en el contexto de la pandemia. Hemos leído un ejemplo muy inspirador sobre los trabajadores de General Electric que están sindicalizados bajo la División Industrial de Comunicación de Trabajadores de Estados Unidos (Industrial Division of Communication Workers of America). Quienes fueron despedidos el 30 de marzo por exigir la producción de respiradores artificiales (ventiladores) dentro de las fábricas que producen normalmente turbo reactores. Las protestas se extendieron a varias fábricas a escala nacional la semana siguiente, lo que muestra claramente que los trabajadores comprenden la urgencia de la situación y que en verdad quieren priorizar las necesidades de la crisis presente. Pero los patrones claramente no tienen esas prioridades: los hospitales tienen carencia de respiradores y por tanto la dirección de General Electric ¿qué hace? ¡Decide despedir 2 600 trabajadores! Esto muestra una vez más que la prioridad de los patrones y las de los trabajadores son verdaderamente opuestas.

Podríamos discutir durante mucho tiempo sobre lo que pasa en otros países, hay muchas otras cosas por decir, pero creemos que los ejemplos que aquí he mencionado, son útiles para nosotrxs, dentro del movimiento obrero quebequense.  En la Riposte Syndicale luchamos por un sindicalismo de clase y por una sociedad socialista en la cual los trabajadores controlen la economía. Hay quien dice que esto es demasiado radical y que los trabajadores jamás querrán esto, pero en éste momento vemos que hay una explosión del movimiento obrero por todo el mundo. Cada vez más obreros entran en acción y se están dando cuenta de lo enormes que son los triunfos posibles de alcanzar cuando toda la fuerza de su clase se moviliza hacia un mismo objetivo. Y están observando también de lo que los métodos de organización de clase son capaces de obtener. La mayoría de esa gente hace unos meses no se habría imaginado estar siendo partícipes de una huelga y todavía menos que fueran capaces de controlar su lugar de trabajo. Pero durante las grandes crisis, como la que estamos atravesando, es eso lo que lleva a los trabajadores a tener conclusiones radicales. Y aún más, lo que muestran estas acciones espontáneas que vemos en numerosos países, es el rápido desarrollo de la conciencia de clase en los trabajadores.

Así, hay cada vez más gente que hace cuestionamientos, que quiere comprender lo que está pasando y que quieren saber cómo podemos actuar, que están abiertos a ideas revolucionarias. Por ello, yo pienso que no sólo en estos espacios sino todxs juntxs debemos estudiar los hechos internacionales, traer las enseñanzas a nuestros centros de trabajo, discutirlo con nuestros colegas de trabajo y convencerlos de la urgente necesidad de una transformación socialista de la sociedad.


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