Un acercamiento al Calendario Mexica: El Tonalpohualli y La Cuenta de los Destinos





 Cauhpohualli, en la antigua lengua tolteca que la historia moderna conoce como Náhuatl, significa “la cuenta del tiempo o de los tiempos”. Deriva de los vocablos Cahuitl – “Tiempo”, que se refiere a lo que vamos dejando en el pasado. Y de la palabra Pohualli- “Cuenta”.  Si quisiéramos encontrar una palabra en castellano para identificar Cauhpohualli, esa sería “Calendario”. Pero como bien sabes, las palabras de nuestros ancestros indígenas  suelen reflejar pensamientos más profundos de lo que aparentan, comúnmente, expresados en forma de metáforas. La cuenta del tiempo es mucho más que dividir el año y la simple sucesión los días.


Conforme los ancestros observaron la regularidad de los ciclos del Sol, la Luna y Venus  en su pasó por la Eclíptica – el campo de juego de pelota donde rebotan los astros con luz estable -, comenzaron a computar el tiempo en diferentes medidas de duración y a otorgarles símbolos para identificarlos. Por ejemplo,  en el caso de un ciclo solar, al principio se usó la metáfora de la punta de flecha para para representar al año. El año es el tiempo que se amarra en la punta de una flecha y es lanzado desde un punto, hasta que Tonatiuh-Sol es percibido en el mismo punto dentro de la Jícara Celeste. Xihuitl es la palabra que se usa para designar un “año”.

Por lo tanto, Xiuhpohualli es “la cuenta o el registro de los años”. Sin embargo, la raíz del vocablo Xiuh está relacionado con la turquesa, en su referencia a lo precioso. Con esto se conforma una hermosa metáfora para entender el concepto  Xiuhpohualli- la cuenta de los años. Se trata de algo así: Todos los ciclos temporales ancestrales  (que no sólo son días y años, si no que contemplan ciclos que van de las trecenas y veintenas de días hasta ciclos de 52 años) son cuentas de turquesa  que confeccionan el collar del transcurso de los tiempos. Dichas cuentas están unidas por el hilo de oro que el Sol deja a su paso.

Los seres humanos tenemos la misión de convertirnos en cuentas preciosas  para  engarzarnos al collar del transcurso de los tiempos y, así, construir colectivamente el futuro de nuestros pueblos. Para tal objetivo, los antiguos sabios mesoamericanos desarrollaron una potente ciencia llamada Quetzalcoatl. Quienes adquirían el rango de Quetzalcoatl – simbolizados con la Serpiente Hermosa- eran sabios expertos en el conocimiento de las relaciones ecológicas, la matemática del universo y el uso de las cuentas del tiempo. Para dar una idea,  la ciencia de Quetzalcoatl era una combinación de conocimientos pertenecientes a nuestra actual Biología, Matemática y Astronomía.

Una de las tareas fundamentales de los Quetzalcoatl era guiar a las personas en el desarrollo de todas sus potencialidades y  unirlos armónicamente con los ritmos de la naturaleza. Para tal fin, desarrollaron una herramienta calendárica llamada Tonalpohualli – “Cuenta de los Destinos”; nombre compuesto por la palabra Tonalli -“destino o alma". 

Los antiguos sabios2 observaron que los cambios en las posiciones de los astros del cielo desataban fuerzas naturales que influían de distintas maneras en el mundo de lo viviente. Ellos notaron que las fuerzas derivadas  del Sol podían influir en el desarrollo del carácter de una persona, dependiendo del ciclo solar en el cuál se naciera. Dichos ciclos de correspondencia con el Sol y la conducta humana eran regulares y  quedaron sistematizados en el  Tonalpohualli.

De esta forma, los ancestros descubrieron que según el día de nacimiento existían ciertas fuerzas naturales y contextos ambientales que le conferían potencialidades y limitaciones al recién nacido. En base a ello se desarrollaría su posterior educación. Los Quetzalcoatl usaron el Tonalpohualli como una cuenta especial del tiempo para relacionar las influencias de la naturaleza con la potencial conducta humana.

El Tonalpohualli consta de los 20 signos de los días que tiene la estructura calendárica del  Xiuhpohualli, combinados además con 13 numerales. En total, el ciclo del Tonalpohualli es de 260 días (20 signos x 13 numerales); que corren simultáneamente con los 365 días y un cuarto del Xiuhpohualli. No se trata de dos calendarios diferentes, si no que ambos conforman un todo que conocemos como Calendario Mexica. En el Tonalpohualli, cada uno de los 20 días tiene su propio signo, que se complementa de un numeral que va del 1 al 13. A estos numerales se les conoce como Los Trece Señores del Día.  Cada uno de ellos viene en juego con una serie de fuerzas solares representadas por 12 aves y una mariposa, conocidas como  Los Trece Acompañantes Volátiles.

En su conjunto, el signo del día con su numeral, describen las influencias solares que repercuten con más fuerza en el Tonalli de las personas (existen otras fuerzas relacionadas con la Luna y con Venus, de las que no podremos hablar aquí).  Aunque “el mes” y el año también sintetizan manifestaciones solares que afectan lo vivo, estás influencias se diluyen por estar en escalas de tiempo más largas. Así, tenemos que las fuerzas más importantes para Tonalpohualli corresponden al día de nacimiento de las personas.


Veamos la conversión de una fecha al Calendario Mexica para una persona que nació el 23 de febrero de 1991, como un pequeño ejemplo de las guías que nos puede dar Tonalpohualli:


Año: Nahu i – Tochtli  (4 - Conejo)
Mes: Izcalli (Resurgimiento)
Día: Matlacti uan ome - Atl (12 - Agua)


El signo de día es Atl (Agua). El agua de los ríos, lagos y mares son las joyas que embellecen las faldas de Tonantzin, nuestra Madre Tierra, por lo tanto es un elemento relacionado con la fertilidad.  En las personas nacidas bajo el signo Atl son transparentes como el agua, por lo que son personas muy confiables. Así como el agua es absorbida por la tierra, estas personas pueden penetrar lentamente en las mentes de otros para enseñarles lo que es verdaderamente valioso para el ser humano. El signo Atl también les confiere la dualidad del agua en cuanto a fuerza y paciencia. Si ambas se manejan bien, son capaces de lograr grandes hazañas con pocos recursos, como la gota de agua que es capaz de perforar las rocas.

Una de las limitaciones para quienes nacen bajo signo Atl es que, si no se tiene definida la centralidad, pueden dispararse hacia los extremos fácilmente; pueden permanecer inmóviles como el agua de un estanque o, de pronto, convertirse en un torrente que todo afecte a su paso. Afortunadamente para quien nació en esta fecha, también lleva consigo la influencia del signo Izcalli (Resurgimiento), que está asociado Xiuhtecuhtli; fuerza portadora de las cualidades para lograr la centralidad, la justicia y la honestidad. El Señor del fuego celeste o Señor del color azul turquesa, como se le conoce a Xiuhtecuhtli, es la fuerza celeste que fecunda a Tonantzin, es el calor del cielo del cuál resurgirá la vida en el seno de la Madre Tierra. Izcalli es el último “mes” del calendario mexica, su nombre hace referencia a un resurgimiento o renacimiento cíclico, por lo que también son personas que siempre resurgen para asumir tareas de mayor dificultad.

Además, para este caso,  el signo Atl viene acompañado del numeral 12. El número doce está asociado a la hermosura y luminosidad interior manifestada en un espíritu limpio. El 12 es conclusión de etapas y evolución interna, que le da a las personas carácter sereno, trasparente y confiable. El Señor del Día que acompaña al numeral 12 es Tlahuizcalpantecuhtli, el “Lucero de la mañana”, que es la representación de Venus. El Lucero de la mañana anuncia la salida del Sol, como el heraldo que va delante, con su luz blanca que disipa la oscuridad.  En las personas es la luminosidad propia que sirve de guía a los demás. El acompañante volátil del número 12 es el Quetzal, “ave hermosa”, que representa a quienes se elevan de su condición humana para alcanzar la hermosura de esencia y espíritu.


 
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Aunque es un resumen muy forzado y pudiese sonar a esoterismo, creemos que el Tonalpohualli está más cerca de las disciplinas empíricas que de la astrología vulgar. Para quienes estudian epigenética y evolución, no les parecerá raro imaginar que las influencias del ambiente puedan tener efectos a nivel molecular, que puedan potenciar o disminuir  ciertas características en los seres vivos. Con todo, nos parece que el hecho de concebir un vínculo tan íntimo entre la humanidad y la naturaleza que le rodea, es un magnífico aporte ético de nuestrxs ancestrxs para construir una alternativa social a la barbarie de hoy. Lo mismo para un proyecto alternativo de educación, al entender que la humanidad es diversa y que los individuos tienen diferentes potenciales a desarrollar, mismos que no pueden ser atendidos con los actuales modelos educativos por competencias. Pero estos serán temas para otro momento. Baste ahora con esta pequeña introducción al conocimiento de las culturas mesoamericanas entorno a las cuentas del tiempo.




Comité Editorial 
Mujeres, Raza y Clase




1-      Los conceptos referidos en este artículo fueron tomados del libro “Cauhpohualli. Collar de Turquezas engarzado con oro de Sol” escrito por Arturo Meza Gutiérrez. Entiéndase este breve texto como una invitación para leer la obra de Arturo Meza y conocer las profundidades del pensamiento nahua y el México antiguo.

2-      Al referirnos a los ancestros y  sabios en masculino es solamente porque no está registrado el papel de las mujeres en esa ciencia. Eso no quiere decir, necesariamente, que no existieran mujeres que la ejercieran. Es probable que en el estudio del pasado las mujeres hayan quedado invisibilizadas, como ocurre frecuentemente. Existe ahí una deuda más con nuestras ancestras.

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